Suelo hablar de la lengua inglesa porque de eso se trata gran parte de mi trabajo, pero creo que parte de mi labor también es explicar algo de la cultura británica. Y con todo lo que he estado hablando últimamente del Brexit (y mi cabreo por el resultado), hay algo sobre mi país, o países, de origen que me gustaría explicar.

Llevo desde que he venido aquí a España hablando con amigos de la curiosa cultura esquizofrénica de las islas británicas. El referendo sobre la salida de Reino Unido de la Comunidad Europea es una prueba más de lo que mi amigo Nano describe de la siguiente forma:

“¡Los ingleses es que sois caballeros de día y hooligans de noche!” – Mi amigo Nano (cerca 2005)

Tiene razón. Somos posiblemente el único pueblo del mundo que tiene estereotipos totalmente opuestos; nos conocen como caballeros y hooligans, cultos e incultos, educados y brutos, reservados y apasionados (¡qué sí!… piensa en la música 🙂 ).

Por desgracia, esto va más allá del hecho que el inglés medio es bastante reservado hasta que se tome unas cuantas pintas y se vuelve vikingo. La realidad es que Reino Unido está dividido por regiones, ciudades, condados, países y – aunque parezca raro – está dividido en dos culturas paralelas. Está el Reino Unido de las personas como yo, y está el Reino Unido de los “otros”. Es muy difícil para las personas como yo no juzgar a “los otros”. Nos burlamos de ellos, les miramos como seres inferiores y, francamente, les despreciamos. “Ellos” suelen comprar un periódico llamado “The Sun” (me ha costado bastante teclear la palabra “periódico” porque no creo que lo sea), irse de vacaciones a Benidorm o Magaluf y comportarse como chimpancés drogados siempre que beben. Y beben. Mucho. Opinamos que todos cobran todo tipo de ayuda del estado mientras trabajan en negro y que el único libro que han leído en su vida es un manual de mantenimiento para su Ford Escort tuneado, o tal vez una revista sobre famosos del Gran Hermano. Por otro lado, ellos opinan que la gente como yo somos “snobs” idiotas que no nunca han hecho un trabajo de verdad, que nuestros mayores problemas en la vida han sido qué marca de hummus deberíamos escoger o que a veces no hay suficiente zumo orgánico de papaya y zanahoria en Waitrose (un supermercado pijo, tipo Sánchez Romero). Piensan que nuestras vacaciones son más bien visitando museos y lugares de interés histórico y que pasamos las tardes y noches conversando sobre si preferimos el vino blanco de Nueva Zelanda o un buen Pouilly-Fuissé.

Lo peor de todo es que las opiniones que tenemos unos de otros son bastante acertadas. Hay una parte de la población de Reino Unido que disfruta escuchando los dramas radiofónicas de Radio 4, y otra parte que solo escucha la última música pop y comentarios vacíos de Radio 1. Mis padres entraban en un sudor frío con la idea de encontrarnos con “ellos” cuando estábamos de vacaciones y, muchas veces, me han querido pegar simplemente por tener un acento “finurrio”.

En cada ciudad, la mitad de la población simplemente no entra en contacto con la otra mitad, o así parece. Nos ignoramos porque sabemos que no pasaría nada bueno si hablásemos. Parece, incluso, que ni hablamos el mismo idioma. Hay muchísimos acentos en Reino Unido de todas formas, pero hay aún más tipos de jerga. He estado en situaciones en las que literalmente no me entendían y yo no les entendía a ellos. Al menos no con facilidad.

Mi Facebook está lleno de “personas como yo”. Sé que están allí, pero no nos gustan las mismas cosas, ni tenemos amigos en común. Siendo brutalmente honesto, los primos que tengo que son “de los otros” no están en mi lista de amigos. Es algo mutuo, y así está la cosa en todo el país.

No estoy orgulloso de lo que estoy diciendo. Soy consciente que me hace parecer un terrible pijo, pero trato de ser honesto. Realmente no creo que sea cuestión de pijos y clase trabajadora. De verdad que no. De verdad que creo que son dos culturas distintas y que una persona de cualquier “rango social” puede pertenecer a una o la otra.

¿Y esto qué tiene que ver con el Brexit? Las noticias que llegan a España y al resto del mundo no son del tipo que gran parte de la población británica lee. Ellos literalmente solo leen “The Sun” y, si dice que voten X, votan X. Las personas que estaban analizando si existía una posibilidad real de una mayoría a favor de salir de la EU eran más bien “personas como yo”. En fin, se ha subestimado a esa otra parte de la población en número y convicción.

Así que, en respuesta a mi propia pregunta: No. No creo que el Reino Unido sea un Pueblo Unido. Está más fracturado ahora que nunca y ni siquiera estoy seguro si las dos partes de la población son capaces de hablar y llegar a un acuerdo sobre lo que quieren. Simplemente porque no quieren lo mismo.

Volviendo a mi tema habitual, esto no es del todo sorprendente considerando la curiosa mezcla que es la lengua inglesa. Los reinounidenses (una palabra que debería existir porque no todos los habitantes de Reino Unido son británicos) hablan un idioma que es una mezcla de prácticamente todas las lenguas europeas, y nuestra genealogía es igualmente mixta. Por desgracia, si se agrega a esto los conceptos de nacionalismo y patriotismo, veo lógico que la sociedad esté condenada a fracturarse y polarizarse. La solución sería una buena educación pero, según mis fuentes, esto ha estado deteriorándose notablemente a lo largo de las últimas dos décadas. A mi no me impresionó cuando estuve dentro del sistema, desde luego.

Hay muchos más motivos y teorías sobre los problemas en Reino Unido y como es que ha cometido lo que parece tan claramente un error gigantesco, pero el tema de este post es uno que no se suele hablar así que pensé que igual os podría interesar.

¿Qué opináis vosotros sobre lo que he comentado y sobre lo que ha llevado a Reino Unido a su situación actual?

Y, lo que también es importante: ¿Qué preferís, el vino blanco de Nueva Zelanda o un buen Pouilly-Fuissé? No termino de decidirme.

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